domingo, 26 de diciembre de 2010

Canción de amor para no partir

Anoche encendí la lámpara, aquella de luz violeta del jardín,
se abrieron todas las flores y por un instante estuviste ahi.
Te contaba esos chistes que me parecen tontos pero te hacen reír.
Te abrazaba con mis brazos torpes y te acercabas a mi.
Anoche encendí la lámpara, aquella de luz violeta del jardín,
ahi cantaron alondras y por un instante tu estabas ahi.
Te mecías suavemente en tu hamaca color de añil
tu pelo se enredaba con tu risa y me hacía sonreír.
Anoche encendí la lámpara, aquella de luz violeta del jardín,
ahi te esperan tus hierbas de olor, romero, albahaca y anís
ahi esperan tus cuidos rosas, gladiolas, todas color rubí
ahi te espero yo deseando que se te corten las ganas de huir.
Anoche encendí la lámpara, aquella de luz violeta del jardín.

viernes, 24 de diciembre de 2010

La Duda

En un país bañado de sol, cubierto de volcanes y playas hay una ciudad.
En la ciudad llena de autos, calles y gente que corre por doquier hay una casa.
En la casa llena de muebles, de espejos y de cuadros hay un jardín.
En el jardín lleno de flores, de grama y de luz hay una banca.
Sobre la banca tallada en madera fina está sentado un hombre.
Dentro del hombre claro, fuerte y dulce hay un corazón.
En este corazón que late día a día sin nunca parar hay una duda.
La duda que se queda, la duda que come, bebe y engorda y crece.
Crece y crece como una nube, como un niño, como un árbol.
Crece y crece sin parar. Su sombra se disemina e inunda el corazón del hombre.
Crece y cubre la banca de madera fina tallada, el jardín, sus flores y su grama,
la casa, con sus muebles, sus espejos y sus cuadros,
y la ciudad, con sus autos, sus calles, y la gente que corre por doquier,
y el país, con sus volcanes, sus playas y su sol.
Cubre todo y lo oscurece, desde el corazón de un hombre claro, fuerte y dulce que siente y alimenta sin pensar... la duda.