domingo, 22 de noviembre de 2009

Lo Trascendental (Las Incontables Vidas de la Gata, Parte II)

Entre otras cosas es estar viva aquí y ahora.

Siento una dicha inmensa de tener la oportunidad de vivir la vida que tengo, un amor y respeto profundo por el cuerpo que me ha tocado cuidar esta vez. Siento también una profunda bendición por las enseñanzas que he alcanzado a obtener en esta ocasión. Siempre supe que eran exactas, que eran verdaderas y las he venerado y buscado aplicar en mi vida. Pero aquí está ahora la confirmación absoluta de la Verdad.

Todo es cierto, todo lo que Ole nos dice durante los Phowas, todo lo que he leído acerca de la Mente, acerca de Morir, todas las películas que cubren el tema, es verdad. La Mente nunca muere. La mente es un continuo infinito sin principio ni fin, donde no existe ni el tiempo ni el espacio. Es lo único real y sobre lo cual fundamentamos nuestros sueños.

El sueño no acaba al morir, el cuerpo es lo único que abandonamos, y al soltarlo se acaba todo dolor y sufrimiento. TODO dolor y sufrimiento. El sueño continúa, como si nada, como si no tuviera importancia absoluta el cuerpo que acabamos de abandonar, como si fuera ropa vieja y no el contenedor perfecto de nuestra esencia mientras nuestros pulmones respiran y nuestro corazón late.

El sueño es nuestro, nosotros lo hacemos, estoy segura. Aunque los recuerdos son muchos, no sentí que pasara el tiempo, ese que únicamente tiene importancia en la esfera del cuerpo. En la mente el tiempo no es. Simplemente no es.

Pero todavía estoy aquí, siento frío, dolor de nuca, ayer un terrible dolor de estómago. Debo comer pronto. Siento sed, y lamento dejar a mis hijas un par de noches para ir a trabajar a Sonsonate. La vida sigue. Aquí no ha pasado nada, y tampoco comprendo.

Un día a la vez. Sólo un día a la vez.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Aquí (Primera Parte de Las Incontables Vidas de la Gata)

Anoche me morí y no me dí ni cuenta.

Mis amigos si que lo notaron y se asustaron muchísimo, y fueron los que me trajeron de vuelta, sino creo que yo me quedo ahi.

Era como estar dormida, era como soñar, y mi cuerpo no existía, y la respiración era difícil, un esfuerzo complicado e inutil que no valía la pena sostener. No había dolor ni miedo ni incertidumbre, fue sólo un soltar y pasar a otra cosa, a ocuparme del sueño. Era agradable, había luz, estaba confortable, estaba soñando.

Hasta que me golpearon, me sacudieron, gritaron y la voz de mi hija sonó. Entonces sentí ganas de vomitar y tosí, creo. Me acostaron y sentí mi cuerpo de nuevo - mojado, lógico, lo había dejado ir totalmente. Entonces me reí, me reí mucho, contenta de estar aquí, dicen que murmuré acerca de la mente de Buda, no recuerdo mucho. Luego mis labios me picaban y me pregunté internamente si al cerrar los ojos para dormir volvería a despertar con ellas, aquí... Pero así fue, soñé, pero volví.

Estoy aquí.

Dicen que mi cuerpo se puso frío y húmedo, que mis labios se tornaron violeta, que mis ojos se fueron, que me fui, que no estaba ahi, ni mi pulso tampoco. Que duró quince minutos. Para mi duró unos segundos, no más... El tiempo no existe en el sueño.

Quisiera poder contarles acerca del sueño. Quisiera recordar algo trascendendal pero no es así. Puedo decirles que al despertar pensé en la película "The Waking Life" que les recomiendo a todos ver lo antes posible. Puedo decirles muchas cosas más... y debería, al final si he decidido escribir sobre esta experiencia tan "bouleversante"(lamentablemente ninguna palabra en español expresa con tanta exactitud lo que siento), pero digamos que me encuentro conmovida, en un extremo desconocido hasta ahora, y que prefiero tomarme el tiempo de saborear la experiencia poco a poco.

Cómo el regalo que es siempre, agradezco este hermoso día y pienso en lo fácil que es dejarlo y morir, y en la impermanencia, siempre respirando en nuestra nuca, lista para arrebartarnos todo...

domingo, 15 de noviembre de 2009

(Qué rico es) Sentirme Sólida

Eso es todo. Qué rico sanar y recuperar mis fuerzas, mi calma, mi estabilidad, mi paz.

Qué rico volver a enfocarme en mi misma, en mi vida, en mis metas, en mi aquí y en mi ahora.

Respiro aliviada la alegría de saberme de vuelta, de saborear mi regreso.

La refri ronrona, afuera no ha cambiado nada, la casa sigue igual, como la calle, como los autos, como todos, afuera.

Pero adentro se renuevan las aromas, se canta sin pensar, se aterriza y se sueña, armoniosamente. Ideas, cosas importantes, entretenimiento. Todo se mezcla y huele a desarrollo personal, a lecciones aprendidas, a vida nueva. Nueva como la Luna.

y se agradece y se sonríe...

domingo, 8 de noviembre de 2009

Amor y compromiso

Mucho se habla sobre el proverbial "miedo al compromiso" que experimentan los hombres. A mi me parece que se habla poco del mismo temor cuando es la mujer que lo siente. Sin embargo estamos todos de acuerdo en que quiere cojones comprometerse con una persona a dedicar nuestras energías a cultivar un vínculo. Porque eso cuesta trabajo, porque además esto nos amarra, nos entrelaza, nos une poderosamente. Y no es la unión el problema, el problema es que demasiado a menudo, nos despertamos un buen día con mayor sobriedad de lo acostumbrado, y comprendemos, con un sobresalto y un nudo en la garganta, que no conocemos a la persona que duerme a nuestro lado, y que quizás no queremos, después de todo, dedicar el resto de nuestros días a hacerle feliz...

No tiene nada de malo, se llama autenticidad. Se llama respeto por uno mismo y por el otro. Se llama ir en búsqueda de la felicidad, tanto lo que nos llevó a los brazos de una persona como lo que nos aleja de los mismos, es perfectamente válido y además una bendición. Conocerse a si mismo por medio de nuestras relaciones es una gran escuela, de cada encuentro se sale educado y fortalecido, aun si parece al principio que estamos más vulnerables que nunca. Si estamos dispuestos, de cada golpe podemos sacar mucha sabiduría, así que al final, todo es en beneficio de todos los involucrados.

Pero como discutíamos hace unos días con unos amigos - sentados en la grama, en un jardín secreto, escondido entre murallas de bambú y humos de incienso - la sociedad ha sido muy permisiva con las mujeres. Hablo del manejo de las emociones. Al mismo tiempo que ha sido rígida y dura con los hombres: "Los hombres no lloran" siendo el ejemplo más claro de lo que avanzo, con las mujeres ha sido lo opuesto. Les hemos permitido cualquiera y todo exhibicionismo emocional: gritos iracundos, aullidos de terror, llantos descontrolados, e incluso violencia: cachetadas, insultos vociferados, objetos rotos, etc.

Las mujeres creímos que nos aprovechabamos de la buena paciencia de los hombres ventilando nuestra histeria descontrolada, mientras ellos nos llevaban al límite de nuestra razón con su frío y distante autocontrol. ¡Malditos sean los estereotipos que castran a nuestros hombres y no les permiten la catarsis de su dolor! ¡Malditos sean por llevar a las mujeres a la locura! Por cegarlas a la auto disciplina, por permitirles crear y perfeccionar hábitos de psicopata que le impiden manejarse mejor, con mayor cordura, coherencia y fuerza en un mundo que de por sí ya la tiene en desventaja!

Y ya escucho a todos los expertos y a todas las expertas, que agitan en el aire sus conocimientos y su profesionalismo y me acusan de falta de respeto al feminismo y a la equidad de género. Me importa un comino ser políticamente correcta, aunque lamento ofender vuestras sensiblidades. Hablo lo que es. He crecido escuchando a mi madre perder el control por cualquier cosa, he vivido como una tragedia cuanta dificultad me ha jugado la vida y he visto a muchísimas mujeres descontrolarse cuando les viene la regla, cuando pierden al novio, cuando la jefa les irrita, cuando un carro se les atraviesa en la calle, cuando ven un ratón, una cucaracha o a la ex novia del marido... Seamos honestas y aceptemos que hemos sido irresponsables, que hemos sido víctimas de nosotras mismas, de nuestra falta de distancia con la vida, por estar siempre ciegas de expectativas asumiendo lo que no es.

Además, lo mismo aplica para los hombres, que nos acusan de locas, enfermas, dramáticas, gritonas, celosas, posesivas, masoquistas, manipuladoras y quien sabe cuanta cosa más mientras se han deslizado confortablemente en los roles de infieles, mentirosos, escapistas, fríos, celosos, posesivos, sádicos, manipuladores y quien sabe cuantos demonios más podamos invocarles. ¿Quien quisiera comprometerse con ustedes, caballeros? Y ¿Quienes con las adoloridas y muy dolorosas damas que he descrito hoy?

Ya es hora de reconocernos a todos en el punto medio, en aquel lugar en el que todos somos iguales, llenos de heridas, de dolores,temores, individualidades lastimeras que nos reunen en un miedo común. Por eso no queremos abrirnos, ni entregarnos más allá de un momento. Porque tengo miedo de mostrarte donde me duele. Y porque tu no te atreves a mirar tu propio dolor. Estamos condenados a temernos, a desconfiar, y por lo tanto a seguir lastimándonos. Y se perpetúa la barrera al amor.

Yo creo que es urgente transformarnos, como orugas, crisálidas y al final mariposas. Creo que debemos empezar por vernos honestamente a nosotros mismos, y ahi trabajar lo que más horror nos cause, ir a lo más profundo de la verguenza y del dolor para sanarnos con amor para nosotros mismos. Por que es amándonos que aprendemos a amar. Y parece mentira lo que se nos dificulta. A veces, cuando estoy segura que nadie puede verme, me hablo a mi misma y me susurro palabras de amor. Me sorprendo solita, me sonrojo, dudo, me emociono, y acabo por sucumbir atolondrada por tanta dulzura, por tanto amor.

Quiero ir más allá del paradigma que nos imponen. No quiero rendirme ante los patrones negativos heredados, aprendidos, y repetidos tanto que ni los noto cuando se desatan. ¡No! Ya no más dramas en mis relaciones, no más rencores y sobretodo, no más expectativas. Más fé en mi misma y en mi capacidad de amarme con las mismas ganas con lo que hago todo aquello en lo que creo; y así, generando confianza en mi camino, y en las cosas que son siempre como son y no de otra manera, aceptando yo me abro, serena, porque al renunciar a todo el universo se manifiesta, y sus maravillas ilimitadas laten en frente de mí. Ahora todo descansa en mi capacidad o voluntad para ir a alcanzarlas.

Si mis miedos me vencen, sólo las veré pasar. Manipularé mi percepción para encontrarle faltas, defectos e imperfecciones, y dejaré que pasen y se alejen de mí. Si las condiciones son propicias sin embargo, estiraré tímidamente una mano para probar un poco lo que se siente estar ausente de miedo, vencer mis dudas y simplemente exponerme. Decir "esta soy" y ver de ahi lo que venga. Pero sin asignarle un valor para medir mi éxito en la hazaña, sino aceptando que el presente es mi premio eterno y constante, y mi responsabilidad el saber cuando dar y cuando recibir, cuando soltar, y cuando contener; y saber nunca ser más generosa con otros que conmigo misma, para nunca servir otro interés que el de mi naturaleza más íntima, más pura, más inocente y más alta. La que me guía amorosamente hacia la luz.

Ojalá en esta libertad haya equidad de género, para que nos encontremos pronto por ahi, cuando sueltes tus barreras y quieras mostrate frente a mí... Yo estaré aquí con la mente, los ojos y los brazos abiertos para ti.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Percatación de Luz nº1

Un domingo por la tarde, cuando regresabamos de la finca de K, en el carro de C, me dejaba mecer por las irregularidades de la calle, y por la música que sonaba en el estereo, intentando bloquear los gritos de los niños en el asiento de atras. Era la hora del atardecer, como las lluvias aun no han comenzado, el cielo se pinta de colores. En ese momento, por la ventana del auto, veo una nube desagarradoramente rosada atravesando el cielo, es tan inconmensurablemente bella que toca una fibra muy dentro de mi.... Comprendo que cuanto deseo se me entrega, pero que la falta de fé es lo que me impide crear el universo tal como lo deseo. La gratitud inunda mi pecho y me digo "Gracias! Me has dado algo verdaderamente maravilloso, estoy agradecida. Se que das cuanto yo pido, ahora pediré mejor, ahora entendí que todo me lo das."

El resto del camino me fui en silencio, evaluando las implicaciones de lo que acababa de comprender.

En la mañana del día siguiente me desperté y ví los pájaros negros de Karmapa, volando sobre el círculo de arco iris arriba de la Stupa de Valle de Bravo, recuerdo intensamente las palabras de Karmapa "Todo lo que deseen ahora, se hará realidad".

Cierro los ojos y veo de nuevo a los pájaros, están rondandome. Sólo me falta atreverme.

pienso...

En medio del desorden mas completo, de no poder encontrase uno mismo entre tantos papeles, tantas cosas apiladas, porque en algún momento fueron consideradas importantes, no me encuentro yo misma.

Me pregunto donde empezar para recuperar mi dirección, y me doy cuenta de que todo este tiempo he permitido que mi motivación sea dirigida por factores externos. Han sido otros lo que han encendido la llama y no lo he hecho sola.

Quizas sea por haber perdido a mi papá tan joven, o será tal vez por haber aprendido a vivir siempre tan sola, que mi corazón ansía tanto el compartir con otro. Veo mis ideas crecer en mi interior y siento la necesidad de entregarselas a alguien, de que cobren validez en manos de otros. Me canso de esperar a la persona correcta. Total cuando creo que lo encuentro, el susodicho no quiere asumir esa posición. No se trata de falta de carño, es simplemente que no le toca.

Debo aprender a valorarme yo sola. Mis experiencias son mías y para mi y el misterio de vivirlas se revela lentamente dentro de mis horas lentas, en las que vuelvo a recordar un cierto rayo de sol, un pedazo en particular de cielo.

Comprendo cuan compleja es la mente y cuan desorganizada mi memoria. ¿Cuantas veces he vuelto a visitar mis recuerdos? Como saber ahora si en realidad lo viví asi o si estoy adornando lo que ocurrió. A veces las cosas son poderosas pero desabridas, no habrá ningun mal en darle color a la vida, pienso...

La aventurera

Siempre me he sentido atraída por los hombres aventureros. Pocas cosas me estimulan más que un hombre que ha viajado, que ha tomado riesgos y que se ha atrevido a vivir tomando riesgos. Es un poco una ironía el darme ahora cuenta que me he enamorado de uno que no considera tomar caminos que escondan peligros, y para quien el peligro ahora, soy yo.

Antes de él, los viajes alrededor del mundo de Charles habían poblado mi imaginación, la mística del mundo paralelo de Juan me había parecido un misterio que yo debía resolver, los deportes extremos y la moto de Nick eran una forma de desafiar la sociedad y sus estándares establecidos, las exaltaciones meditativas de Morgan me habían parecido un afrodisíaco... De cada uno me he alimentado, proyectando en sus mundos exoticos lo que para mi representaba la felicidad.

El tiempo ha sido generoso en sabiduría, me ha permitido ver más allá del humo de mis propias proyecciones, me ha permitido distanciarme antes de lanzarme como clavadista en las aventuras de mis hombres, aunque alguna vez he caído, era inevitable, y sin esas caídas, no habría llegado nunca a comprender mi lección.

Un día de tantos, escalando una montaña hondureña para alcanzar una comunidad aíslada, para que mis clientes pudieran entrevistar a los pobladores, me vi con una luz nueva. Ví mi vida y mis inexistentes rutinas y comprendí mi larga historia de amor con la aventura. La aventura soy yo, la aventurera soy yo, llevo la aventura dentro de mis venas como mi fuerza vital, por eso la reconocía en los otros, porque es la esencia de lo que vivo día a día. Tengo la bendición de vivir la vida que vivo. Voy de aventura en aventura, conquistando los territorios más insospechados de mi corazón.

Hojas...

Cuando viajo hay una cosa que traigo siempre conmigo de forma un poco inconsciente. Recojo alguna hoja, caída en la calle, de alguna manera representa para mi una parte de ese mundo tan ajeno al mío, que nos da un punto en común. Nuestros paisajes son diferentes, el clima, la iluminación, los horarios, todo cambia, pero en todas partes existen raíces, raíces fuertes que sostienen ramas, ramas que conservan hojas, hojas que se mueren por volar...