jueves, 24 de septiembre de 2009

Añoranzas sutiles

La añoranza es algo físico, es algo material y sólido que se puede sentir en los dedos aunque no se pueda tocar.

La siento en mis labios cuando mi boca habla y no es a tí.
La siento en mi frente que busca tu pecho y no encuentra apoyo.
La siento en mi espalda, vacía de abrazos, y en tus hombros que no me levantan más...

Creo que la solidez viene del hecho de que tu presencia es aerea... Lo cual es bueno porque puedo invocarte a placer. Igual puedo disolverte a placer si te me vuelves doloroso. Eso es bueno también.

Afuera cae la lluvia sobre visiones que no tuviste y me alegro porque así seguirán siendo nuevas cuando las quiera compartir con otro.

Con otro que me escuche y conteste.
Otro que soporte mi frente y contenga mis ánimos.
Otro que disfrute mis abrazos, mis piernas y mi olor.

Lo imagino dulce, como no eres tú. Lo imagino afectuoso, como no eres tú. Lo imagino amoroso, mucho, mucho más que tú.

Lo imagino firme, seguro de lo que entrega y gozoso de recibir. Lo imagino capaz de reconocer mi magia... La misma que he aprendido a usar, transformando la oscuridad en oro y la soledad en amor. En mi laboratorio interno sopeso las dudas, disecto los temores, y sublimino los deseos.

Mi alquimia secreta e invisible logra mi regreso.

                                                                  Y la fe se transforma en paz.

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