domingo, 14 de febrero de 2010

Acerca del amor

Tal parece que sobre este tema nunca se dice suficiente, y poco de lo que se dice se consigue explicar satisfactoriamente a los amigos. Aparentemente el tema es delicado, verán, el amor es esencial - en el sentido más puro de la palabra - para el ser humano, es decir que es la esencia misma de existir, de estar vivos en este precioso cuerpo. "Los átomos se mantienen unidos por amor" (Lama Ole Nydahl). Recientemente he entendido mucho sobre el tema, claro está que basado en mi experiencia personal y en mis aprendizajes, pero quizás a ustedes también puedan sugerirle algo...

En primer lugar permitánme decirles algo: El amor sólo está compuesto de luz, el amor es libertad, el amor es aceptación. Parafraseando a mi amada maestra y amiga Lena Leontyeva, sepan que el amor es desearle al amado que sea feliz, que tenga la felicidad y las causas de la felicidad; si él es feliz con o sin mí, entonces sé que él estará bien. Por eso le ofrecemos nuestras acciones positivas, porque la felicidad nunca proviene de algo externo, y son estas la verdadera causa de la felicidad.

Si el amor es esta felicidad totalmente y absolutamente libre de ego, no experimenta sufrimiento. El amor no conoce el orgullo porque reconocemos en el amado su más alta naturaleza, tampoco el dolor del apego, que nos perturba tanto cuando las cosas no ocurren como nosotros lo deseamos. No se permite los celos, sino que mejor enfoca su atención y energía en otra parte. El amor llena de luz nuestras vidas, y deja de ser si mismo cuando las oscurece. Al amor sólo podemos conocerlo al aceptarnos a nosotros mismos y a la otra persona, a la situación.  Al amor no hace falta poseerle, porque entonces se pierde en las nieblas de la ansiedad. Si permanecemos libres se experimenta la bendición de reconocer, apreciar y sobretodo, como recientemente me dijo una gran amiga, de respetar el amor que te dan.

La amenaza de los corazones rotos ha apagado el fuego de muchos. Son tantos los que ven su corazón endurarse frente al miedo de sufrir. Los corazones rotos tienen muchas más víctimas que Romeo y Julieta, y es uno de los dolores más profundos que podemos llegar a sentir. Sin embargo, para los que prefieren crecer en sabiduría viendo las cosas como son, sin agregarle drama ni tomarse las cosas personales, los corazones se recuperan (rapídisimo, ¡si se puede!!) y entonces logran abrirse de nuevo, porque se saben protegidos por la sabiduría que nos entrega atravesar el fuego del dolor.

Por eso, agradece por el amor que te fue dado, por el que tuviste la maravillosa oportunidad de dar, y por los momentos bonitos que te fue dado vivir. El amor siempre es una bendición. Siempre es un regalo que te permites experimentar. Los pleitos horrorosos, gritos y resentimientos, celos y recelos, juegos de poder y manipulaciones, son todas grandes experiencias de crecimiento, cada una enseñándonos lo que no deseamos volver a vivir jamás. El sexo grandioso, los besos acaramelados, los abrazos dulces y apretados, manos suaves, hombros sólidos, momentos de intimidad, verguenzas compartidas, secretos bien guardados, son algunos de los regalos bondadosos del amor. No hay nada más romántico que una sencilla mirada compartida, una conexión de un segundo, de una noche, de un mes, de un año, para algunos de una vida... El amor es ma-ra-vi-llo-so. De hecho quisiera oficialmente agradecer a todos mis maestros por todas sus lecciones, de las más amorosas hasta las más crueles, a todos los hombres que he amado... un enorme ¡GRACIAS!

Perdamos el miedo a entregarnos de nuevo, abrámonos a la oportunidad de convertirnos en personas mejores, en agentes de ternura, y de eterno respeto.  Y, como diría otra de mis sabias amigas  "seamos felices y demosle un regalo al mundo".

¡A amar se ha dicho!

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