martes, 15 de junio de 2010

Todo está en quien descansa

De nuevo observo las cosas que suceden en mi vida con desapego, no sé si felicitarme o alarmarme de esta nueva forma de percepción. Sin duda, me siento libre… Eso es lo más importante al final de cuentas.

Alrededor sólo escucho los pájaros, son muchísimos, y sino fuera por ellos, el silencio fuera casi perfecto. Las nubes han tapado mi vista de la sierra y del mar, no tengo más remedio que rendirme ante mi cabeza que exige y reclama atención, me exige que piense, que analice, mientras un gorrión (creo) aterriza a mi lado sin verme, o ignorándome. Da igual. Es hermoso, tiene pecas en la cabeza y sus plumas muestran manchas más claras y blancas sobre un fondo marrón. Mi amigo duerme. La casa cruje y habla, con las aves, seguramente, siento como si en este momento sucede alrededor mío una gran comunicación. Los árboles, las aves, la casa, las plantas y hasta lo muebles. Son bondadosos seres de paz y de amor, hay claridad aun dentro del misterio.

O quizás se trate de un hechizo, quizás la casa esté embrujada y nos induzca a apagar nuestros sistemas internos de alarma, para que nos abandonemos irremediable e inocentemente a dormir. No, ¡a Vivir! Mi ego es grande, asoma la nariz por donde ve entrada, y los vacíos son muchos. Ahí se enciende de nuevo la máquina de producción de pensamientos, que hala emociones y sentimientos, mi coraza de cristal se difumina, casi, casi los dejo entrar.

La tempestad se insinúa y le digo que no, no quiero entrar ahí ahora, estoy en paz, tranquila. Si tan sólo pudiera dormir, como mi querido amigo al lado mío, entonces el dolor de cabeza se espanta, no se atreve a seguirme dentro de mis sueños, abandona la batalla y se retira pensando que quizás me atrape de nuevo al despertar. Pero ha aprendido en su ausencia, ha aprendido a no soltarme, de manera que no pueda dormir más, que no pueda escapar de él, y me abraza con furia.

Pienso entonces en Gandhi y en la lucha no violenta. Debo encontrar la manera de no violentar mi dolor, pero de dejarlo sin armas… Debo respirar… respirar… respirar…

Voy a intentarlo un rato.

Todo está en quien descansa…

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